SouDou, la casa de la mujer africana, un impulso de acompañamiento y autogestión entre la comunidad de mujeres subsaharianas de Catalunya

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20 de julio de 2021

«Cuando llegué a España estuve muchos años sin trabajar, sin hacer nada. Iba haciendo hijos y ya está. Eso me aisló. No tenía amigas, sólo conocía a mi marido». Adama es una mujer de 37 años de Guinea Bissau, pero con nacionalidad senegalesa que vive en Barcelona. Cuando recuerda su experiencia migratoria, de lo que más se arrepiente es de no haber creído que podía hacer otras cosas, conocer otra gente. «Hasta 2014 no empecé a trabajar y yo llegué en 2004. Yo pensaba, no tengo estudios, tengo niños, ¿qué haré? Sentía que no tenía nada que ofrecer y encima no tenía permiso de trabajo. Además del idioma, no hablaba nada cuando llegué aquí. Todo esto me ha ido aislando, estuve en casa mucho.»

Adama: «Cuando llegué a España estuve muchos años sin trabajar, sin hacer nada. Iba haciendo hijos y ya está. Eso me aisló. No tenía amigas, sólo conocía a mi marido» | SARA AMINIYAN

Ahora es una de las miembros de SouDou ( «casa» en fula, uno de los principales idiomas del África Occidental), un proyecto que tiene la intención de fundar la casa de la mujer africana en Barcelona para ofrecer apoyo legal, talleres, orientación laboral y, sobre todo, redes y amistades a las mujeres africanas que viven en Barcelona. «Me gustaría poder ofrecer esta opción a otras mujeres para que cuando lleguen puedan compartir todo lo que tienen dentro. Porque a mí me hubiera gustado tenerla, no quiero que ninguna otra mujer se arrepienta de haberse sentido aislada tanto tiempo «.

La iniciativa la llevan a cabo unas diez mujeres de diferentes nacionalidades africanas, un número que fluctúa según el tiempo e implicación de cada una. Otra de las voces que representa SouDou es la Fina, enfermera geriátrica en el Hospital del Mar y especializada académicamente en la mutilación genital femenina (MGF). «La mutilación genital es una práctica normalizada a zonas del África subsahariana como Mauritania o Guinea Bissau. Pero también pasa en Barcelona.» Fina, procedente de Guinea Ecuatorial, decidió vincularse a la asociación Ahcama (Asociación Humanitaria Contra la ablación de la Mujer Africana), que ofrece apoyo a mujeres que han sufrido esta práctica, mientras realizaba su trabajo de fin de grado sobre esta temática: «Es importante que haya una entidad africana en medio del protocolo establecido cuando se detecta un caso para que la víctima no se sienta juzgada y sienta que puede contar con una mujer como ella, que habla su idioma y entiende la cultura.» Ahcama se encarga de la sensibilización y mediación con las familias de las niñas. Reivindican el no hacer sentir que hay una parte mala de la historia, sino intentar comprender la problemática en profundidad. «Es una práctica muy común, a mí también me lo hicieron, pero gracias a dios mi marido y yo estuvimos de acuerdo en un principio que no lo haríamos en nuestras hijas, a pesar de la presión de nuestras familias» explica Adama.

Tanto para Adama como por la Fina, estar vinculadas a asociaciones como Ahcama les ha servido para concienciarse y sentirse orgullosas de ser mujeres africanas. «Ser mujer, extranjera, sin papeles y sin trabajo puede hacerte sentir muy minimizada. Las redes como Ahcama te ayudan a valorarte más, a pesar de todos estos factores, a tener más claro nuestro rol como mujeres en la sociedad, que no es malo, sino imprescindible» añade Fina.

Fina: «Ser mujer, extranjera, sin papeles y sin trabajo puede hacerte sentir muy minimizada» | SARA AMINIYAN

Sin embargo, se dieron cuenta de que Ahcama debía abarcar mucho más y trabajar para ofrecer redes de apoyo y de acompañamiento tanto para las ya integrantes de la asociación como para las que vendrán: «queremos ser un espacio donde las mujeres migrantes sientan que pueden contar con un apoyo más allá de sus maridos.» La idea nació ya en septiembre de 2020 pero la situación de la pandemia la ha ralentizado. Ahora se encuentran en busca de un espacio. La intención es poder crear red en toda Catalunya. Aún así, la sede central será en Barcelona y se formarán comisiones para desplazarse allí donde se necesite.

Además de talleres con perspectiva feminista, clases de cocina o sesiones de radio, las miembros del proyecto tienen claro que lo más importante es ofrecer un espacio donde simplemente estar, donde poder acudir tanto cuando una mujer necesite una ayuda concreta como cuando necesite pasar un tiempo acompañada, fuera de casa.

A pesar de encontrarse en un estado embrionario, el proyecto puede ser pionero a nivel estatal y marcar un precedente como entidad de enfoque feminista y decolonial autogestionado por mujeres africanas.

Pieza publicada originalmente en Catalunya Plural